En nuestra convivencia con los perros cometemos muchos errores. Uno de ellos, extremadamente habitual, es esperar demasiado para educarlo (todos hemos escuchado alguna vez que a un perro no se le puede enseñar prácticamente nada hasta que no cumple un año. Así que nos limitamos a conseguir que haga sus necesidades fuera de casa, y raro es el caso en el que se establece un plan de enseñanza, ni siquiera de las órdenes básicas.
El cachorro recién llegado. Un cachorrillo recién llegado está en el momento perfecto para empezar a “educarlo”: hacer sus necesidades en un espacio concreto, inhibir la mordida, quedarse solo y respetar las cosas que no son suyas. Estos cuatro puntos son esenciales y muy fáciles de enseñar al cachorro, siempre que actuemos desde el minuto uno de su llegada.
Ya sale a la calle, tiene tres meses. Es el momento de enseñar instrucciones algo más complejas: acudir a la llamada, estarse quieto y caminar al paso. Sólo son tres “aprendizajes”… pero conforman la base para un futuro adiestramiento y son imprescindibles para una mínima convivencia en el entorno urbano.
Tiene seis u ocho meses (en adelante). A partir de esta edad un cachorro ya es capaz de aprender prácticamente cualquier instrucción. Es cierto que para algunos aprendizajes asociativos complejos tendremos que esperar algo de tiempo, pero un perro de un año (especialmente si ha sido educado en su etapa de cachorro) puede aprender cualquier habilidad.
Ésa es una de las claves: si enseñamos al cachorro desde muy pequeño (aunque se trate de pequeños avances, no comportamientos complejos) estaremos sembrando para el futuro . Su mente será más activa y receptiva ante un entrenamiento o adiestramiento avanzado cuando tenga edad suficiente.
Las tres claves del aprendizaje:
- Nunca es demasiado pronto… ni demasiado tarde. Lo importante es querer enseñar al perro. Y si no te ves capaz, acude a uno de los muchos cursos o seminarios que se imparten cada fin de semana.
- El tiempo justo. Serán más productivas 10 sesiones de 5 minutos repartidas a lo largo de la semana, que una de 50 minutos de forma intensiva un día cualquiera. Hace falta método y paciencia. Un buen truco es “ir a clase” después de jugar con sus amigos (nunca antes). Así conseguiremos que se descentre menos.
- Educa en positivo. Si el perro no “aprende”… es porque algo hacemos mal nosotros, no él. Ponte en su lugar, piensa como un perro… y lo comprenderás. El error número uno del principiante es pensar que el perro tiene que pensar como un humano, y no al revés.
Y un anexo…
Un perro, al igual que una persona, aprende durante toda su vida. Debemos ser coherentes y no descuidar nuestro comportamiento ante perros que suponemos “ya educados”. La metáfora que dice que “un cachorro es un papel en blanco sobre el que escribimos” es muy cierta, pero no lo es menos que cuando el perro crece, podemos “emborronar” ese papel hasta hacerlo poco legible.
¿Cuál es la edad ideal para la educación de nuestro perro?
Son muchas las dudas que tienen los propietarios de perros referentes al adiestramiento y sobre todo a qué edad debemos empezar con la educación de nuestro perro.
Una de las primeras lagunas que deberíamos aclararles los profesionales es la edad correcta para educar a sus animales. O mejor aún, las diferentes edades en las que se deben afrontar las diferentes etapas de educación de un perro, desde que es cachorro hasta que es ya todo un adulto.
Desde luego está claro que la educación es una inversión de futuro, un pequeño esfuerzo en los primeros meses de convivencia con una nueva mascota se convertirá después en largos años de placentera amistad, llena de satisfacciones.
Muchos amos creen que el perro se adiestra o educa a partir de un año porque “antes son incapaces de aprender porque sólo piensan en jugar”, Otros opinan después del año ya no aprenden “porque ya tienen la personalidad formada” mientras que un tercer colectivo piensa “no es necesario educarlos porque al año se calman solos”. Si observamos la naturaleza veremos que ninguno de ellos está en lo cierto:
Durante los primeros días de vida los cachorros pasan el noventa por ciento del tiempo durmiendo y el diez por ciento restante, mamando. Alrededor de los trece días (hay variaciones según las razas) abren los ojos, mientras que los oídos empiezan a mostrarse activos a eso de los veinte días (se observa la reacción de sobresalto ante un ruido).
Hacia las tres o cuatro semanas entran en una fase de socialización: su principal preocupación es el juego, y mediante él llegan a una inmadura organización de manada, alrededor de las seis semanas de vida, con algunos desgraciados miembros de la camada sufriendo ataques de sus hermanos más fuertes.
La madre empieza a dejarlos solos gradualmente para cazar y así poder empezar a ofrecerles alimentos sólidos predigeridos mediante la regurgitación. Desde las cinco semanas puede gruñir e incluso hacer el ademán de morder a los cachorros de manera disuasoria si se acercan con intención de amamantarse. Durante las dos semanas siguientes los pequeños pueden conseguir persuadirla para que les alimente de manera ocasional, pero el suministro está llegando a su final. Hacia las siete semanas de vida las perras suelen tener escasez de leche, por lo que los perritos deben destetarse.
Entre la tercera y la séptima semana de vida tiene lugar un proceso fundamental: El imprinting. Es el periodo más receptivo en la vida del perro, puesto que es capaz de interpretar de manera aceptable los estímulos que le proporcionan sus sentidos pero aún no tiene capacidad de sentir miedo: Puede conocer el entorno y no teme hacerlo.
Aprende a aceptar la proximidad de otros perros y de las personas sin mostrar miedo ni agresividad ninguna. Es el momento idóneo para aprender a relacionarse con el entorno en el que va a vivir. Por ello, una vez destetado el cachorro, nos acercamos a un buen momento para que los pequeños se adapten a un nuevo hogar, aunque las diferencias según las razas harán que debamos esperar a las diez semanas.
La fase de socialización se completa hacia los tres meses. El cachorro tiene ya un completo desarrollo social y si estuviera en libertad comenzaría a explorar en serio, empezando a tomar parte en actividades de caza. Es la fase juvenil.
Cumplidos seis meses los machos empiezan a levantar la pata para orinar y se hacen sexualmente maduros. La plena madurez sexual tiene lugar entre los seis y los nueve meses tanto en machos como en hembras, con variaciones de una raza a otra. Algunos individuos son más tardíos y no llegan a ser plenamente adultos (siempre desde el punto de vista fisiológico) hasta los diez o doce meses.
En mi opinión, la edad óptima de adopción de un cachorro se sitúa entre las seis y las diez semanas, hacerlo antes es tan perjudicial como hacerlo mucho más tarde. Las relaciones entre compañeros de camada y sobretodo con sus progenitores habrán proporcionado al perrito los pilares básicos para su estabilidad emocional (la separación prematura es una de las principales fuentes de inseguridad y de ansiedades), y estamos a tiempo de acostumbrarlo a un nuevo entorno a menudo estresante antes de que se haya cerrado la etapa de socialización. Las socializaciones inadecuadas aumentan el riesgo de que aparezcan problemas de conducta, incluyendo el miedo y/o las agresiones a otras personas o animales. Es posible socializarlos pasado este periodo, pero el propio miedo dificulta y ralentiza el proceso proporcionalmente al tiempo que dejemos pasar (cuanto más tarde más difícil es).
Llegado el nuevo inquilino a casa son los dueños quienes deben enseñarle normas básicas: La limpieza, el orden de los horarios (sueño, comida, paseos y juego) que le proporcionará seguridad, los espacios que pueda o no ocupar, el respeto a los miembros de la familia (jerarquía) y una buena relación con el mundo en el que va a convivir. Si algo falla, los propietarios deberían acudir a un profesional que en una charla les indique una serie de pautas para no desviar el camino, pero son ellos quienes deben realizar el proceso. Es cierto que en esta etapa el cachorro puede aprender diferentes órdenes, pero ésta enseñanza debe ser tranquila y paciente, con sesiones de trabajo brevísimas y sobretodo con mucha motivación, es decir, con mucho juego.
No es conveniente antes de los seis meses plantear al cachorro un adiestramiento marcial, como tampoco sería bueno llevar a un niño de diez años a la mili, en ambos casos el individuo es capaz de aprender y de realizar una serie de órdenes o ejercicios, pero la presión a la que se ve sometido no es proporcional a su madurez, a su autonomía ni a su responsabilidad. El adiestramiento estricto de un perro menor de seis meses difícilmente se llevaría a cabo correctamente, pues pocos serían los amos que entenderían que una sesión de trabajo, independientemente del precio, “sólo” puede consistir en tres o cuatro órdenes, insistir al animal con más ejercicios producirá en el futuro que “se pase de vueltas”.
La excepción a lo anteriormente dicho la encontramos en el trabajo deportivo o en grupo, donde la educación se plantea como un pasatiempo o una diversión para el perro, la motivación es el motor del aprendizaje, mientras que la imposición aparecería sólo ocasionalmente.
Entre los seis y los ocho meses de edad del perro es el momento idóneo para llevar a cabo un adiestramiento: la madurez del individuo permite que se le pueda insistir lo suficiente para conseguir una buena disciplina, y sin embargo el desarrollo hormonal no habrá culminado aún en la rebeldía característica de todos los adolescentes. El interés por el juego sigue siendo importante, y ello nos permitirá combinar la motivación en la obediencia del animal. Por otro lado, si hay algún defecto en un aprendizaje previo (hábitos de limpieza, defectos de socialización, comportamientos destructivos…), estará todavía lo suficientemente “tierno” como para poder remodelarlo a nuestro antojo.
Hasta el año y medio o quizás los dos años puede resultar relativamente fácil convencer a un perro de que es nuestra voluntad la que debe cumplir antes que satisfacer sus instintos, y tenemos diferentes recursos alternativos para ello.
Más allá de los dos años de edad nos enfrentamos a un individuo ya maduro, bien armado y consciente de su potencial, con ideas propias de cómo resolver los conflictos sociales y con una trayectoria de hábitos ya consolidados. Esto nos obliga a no permitir margen de error alguno, lo que se traduce en un trabajo más férreo y hermético que se debe desarrollar con la firmeza, la seguridad y la decisión suficientes para disuadir al animal de sus malas costumbres.
Personalmente he llevado a cabo adiestramientos con muchos perros de cinco y seis años, y algunos de hasta ocho. Los resultados han sido buenos, ante lo que puedo afirmar que un perro puede aprender y también corregirse a cualquier edad. Pero resulta obvio concluir que un mal comportamiento es peor comportamiento cuanto más tiempo pasa.
¿Un perro maleducado?
Zapatos rotos, cojines destrozados, una alfombra sucia y ladridos o peleas callejeras con las mascotas de los vecinos es lo que te espera si no te dedicas a educar correctamente a tu perro desde que este es cachorro. Al igual que ocurre con las personas, hay cierta edad en la que será más sencillo enseñar a tu perro las órdenes principales y los hábitos básicos que debe cumplir para llevar un vida en armonía con la familia humana y las otras posibles mascotas con las que se tropiece.
Un cachorro que no ha recibido educación puede convertirse en un problema y generar tensión entre los distintos miembros que forman parte del hogar, pero sabemos que esto puede ser contrastado y corregido con una guía necesaria.
El momento de empezar a educar a tu cachorro
A pesar del proceso de domesticación por el cual ha atravesado, el perro sigue siendo un animal acostumbrado a seguir a la jauría, por lo que desde muy joven puede ser educado sobre las reglas que rigen la manada, incluso cuando esta se trata de una familia. Esperar a que el cachorro tenga más de seis meses o se acerque al año para comenzar a enseñarle las reglas de la casa, como hacen muchas personas, es desperdiciar un tiempo precioso en el cual puede perfectamente recibir instrucciones sobre qué lugares de la casa le están prohibidos o dónde hacer sus necesidades, por ejemplo.
A partir de las 7 semanas, cuando el perro ya se ha independizado un poco de la madre (de esa edad en adelante es que se recomienda darlos en adopción, por ejemplo), tu cachorro está listo para aprender las primeras normas de convivencia y las órdenes que necesita para convertirse en un miembro más del grupo familiar.
Proceso de aprendizaje
El perro aprende durante toda su vida. Incluso cuando crees que has terminado el proceso de educación y entrenamiento, si te descuidas es posible que adquiera otros hábitos que resulten indeseados, o, de hecho, que se adapte con facilidad a nuevas situaciones que se presenten en el hogar aunque haya llegado a la edad adulta. A pesar de esto, educar al cachorro desde pequeño es necesario, no solo para evitar inconvenientes con la familia o terminar teniendo un perro indisciplinado, sino que comenzar el entrenamiento a corta edad facilita la retención de la información y lo hace más receptivo, ya de adulto, a situaciones nuevas.
Por supuesto, al igual que con los humanos, cada etapa tiene un nivel de dificultad diferente, por lo que deberás adaptar lo que quieres que tu cachorro aprenda a la edad que tiene. De este modo, podemos dividir el entrenamiento del cachorro en:
- A partir de las 7 semanas
- A partir de los 3 meses
- De 6 meses en adelante
A partir de las 7 semanas
Tu cachorro acaba de llegar a casa, o es momento de ayudar a la madre en la educación del perrito o la camada. A esta edad puedes enseñar a tu cachorro unas pocas cosas, pero que son de mucha importancia:
De 6 meses en adelante
Entre los 6 y los 8 meses, tu cachorro será capaz de captar órdenes más complejas. Comandos como dar la pata, tumbarse y otros trucos que quieras que aprenda serán fácilmente asimilados en esta etapa. También es un buen momento para que comience a relacionarse con otros perros. Para ello, no te pierdas nuestro artículo en el que te contamos cómo socializar a tu cachorro.
A partir de este punto, tu perro ya conocerá las normas básicas y habrá adquirido los hábitos necesarios para convivir con su familia humana.
Consejos útiles para educar a tu cachorro
Además de todo lo anterior en cuanto a cuándo puedes empezar a educar a tu cachorro, deberás tener en cuenta los siguientes consejos a la hora de iniciar el adiestramiento:
- Sé paciente. Si te alteras cuando el perro no logra cumplir la orden como deseas, no lo presiones ni lo fuerces: es probable que el método que estés utilizando no sea el más adecuado. Déjalo por esa día, analiza qué está mal y retoma al día siguiente.
- Sé amoroso. Las muestras de cariño, los mimos y las felicitaciones cuando el perro cumple con lo que esperas de él son el refuerzo positivo que necesita para aprender más rápido.
- Sé coherente. Desde el primer día es crucial establecer cuáles serán las normas que el perro debe cumplir, y estas deben ser seguidas por toda la familia. Mezclar las señales solo confundirá al animal.
- Sé comprensivo. Sesiones largas de entrenamiento solo te agotarán a ti y al perro. Prefiere reforzar la orden y el comportamiento que quieres que le siga durante cinco minutos, un máximo de 10 veces al día, y los resultados serán más notables.
Con estos consejos estamos seguros de que tu cachorro logrará ser un perro educado en muy poco tiempo. Si tienes un can adulto que nunca ha recibido entrenamiento, no desesperes: también es posible educarlo, ya sea que lo hagas tú mismo en casa o que asistas con él a cursos y talleres de adiestramiento.
Si deseas leer más artículos parecidos a ¿Cuándo puedo empezar a educar a un cachorro?, te recomendamos que entres en nuestra sección de Educación básica.
Hábitos de aseo
Este adiestramiento puede empezar el mismo día que lleves el cachorro a tu casa. Con persistencia, puedes inculcarle hábitos de aseo en dos a cuatro semanas, ocasionalmente, durante unos pocos días más.
Normalmente el cachorro querrá hacer sus necesidades unos diez minutos después de comer. En lo posible, llévalo afuera en ese momento. Hasta que tenga unos seis meses, puede que sea necesario sacarlo a pasear cinco veces al día. Más tarde se podrán reducir los paseos a tres diarios. En estos paseos probablemente mostrará preferencia por lugares que han sido usados por otros perros. Si lo hace, llévalo a ese lugar cada vez que lo saques, y muy pronto él asociará los paseos con la idea de hacer sus necesidades y generalmente las hará rápidamente cuando llegue a su lugar preferido. Cuando haya hecho sus necesidades alábalo repetidamente y vuelve a entrarlo a la casa. Esto le hará darse cuenta de cuál es la finalidad del paseo.
Adiestramiento con papel de periódico
Esparce periódicos en un rincón que hayas designado como el rincón del aseo de tu cachorro. Poco tiempo después de que haya comido, lleva allí al cachorro y quédate con él hasta que haya hecho sus necesidades, y después alábalo repetidamente. Además, lleva al cachorro al mismo lugar cuando despierte de su sueño nocturno o de sus siestas.
Después, saca los papeles sucios y reemplázalos por papeles limpios, pero dejando encima un papel sucio. Si lo prefieres, puedes comprar en una tienda de animales alguno de los varios materiales fabricados para estos fines. El olor le recuerda al cachorro para qué están esos papeles.
Cuando comiences a adiestrarlo para que haga sus necesidades sobre los papeles, esparce los periódicos sobre una gran superficie. Descubrirás que vuelve a un lugar preferido. Poco a poco reduce la superficie cubierta de papeles hasta que baste con poner varias hojas en el lugar de su elección. Ríñelo cuando cometa un error, y después llévalo a su lugar elegido. En caso de un «accidente» de esta naturaleza, jamás, bajo ninguna circunstancia se le debe pegar a un cachorro. Limpia el lugar que ensució con vinagre o amoníaco diluido con agua tibia. Esto eliminará cualquier olor que pudiera atraerlo otra vez al mismo lugar.
Para la transición del uso de papeles de periódico en el interior de la casa al uso exclusivo del exterior, cuando lo saques a pasear lleva contigo unos cuantos periódicos o un recipiente de material comercial adecuado. Espárcelos sobre el lugar que quieres que use y cuando lo haga, alábalo y felicítalo con profusión. Felicítate también a ti mismo, porque ambos habréis hecho un buen trabajo.
Buenos modales
Da gusto poseer un perro bien adiestrado. Conviene comenzar un programa de adiestramiento cuando el perro es aún un cachorro, para cuando sea un perro adulto, habrá aprendido todas las reglas que tú le hayas establecido.
Si tu cachorro tiene un lugar cómodo para estar, es menos probable que quiera ocupar el tuyo. Un firme «no» acompañado por un sonido de palmas, le indicará su error. Tu cachorro aprenderá pronto si insistes. Hay también rociadores de repelente para perros que pueden servir para mantenerlos alejados de los muebles. Tienen un olor desagradable para los canes pero no para ti, y son inofensivos si con ellos se rocía el tapiz de los muebles.
Los perros jóvenes son especialmente exuberantes, y no dudarán en hacértelo saber. Cuando tu cachorro salte sobre ti (o sobre cualquier otra persona), cógele sus patas delanteras y pósalas sobre el suelo, diciéndole al mismo tiempo un rotundo «No».
Un cachorro se siente ansioso por probar sus nuevos dientes sobre casi cualquier cosa. Lo mejor que puedes hacer para satisfacer esa necesidad de morder y disminuir sus ansias es darle un objeto adecuado para que lo muerda. En las tiendas de animales encontrarás productos de materiales adecuados, diseñados especialmente para satisfacer las necesidades de morder de un cachorro, seguros y efectivos y que le proporcionarán incontables horas de placer y diversión. Estos productos existen en gran variedad de tamaños y diseños interesantes: huesos, nudos y anillos. Un importante beneficio adicional es que estos artefactos contribuyen a la limpieza general de los dientes al tiempo que efectúan un vigoroso masaje de las encías, ayudando así a proteger a tu cachorro contra las enfermedades dentales.
Si descubres a tu cachorro mordiendo cualquier otro objeto aparte de los que le está permitido morder, muéstrale inmediatamente tu desaprobación diciéndole firmemente «No» y quitándole el objeto prohibido. Por el contrario, cuando muerda sus objetos destinados a ese fin, acarícialo y alábalo repetidamente. Asegúrate de que todos los de la casa hagan lo mismo constantemente.
Si tu cachorro ladra cuando tú estás ausente, tus vecinos te lo harán saber rápidamente. Sus quejas serán justificadas. De modo que tómate la molestia de quitarle a tu amigo canino esa costumbre mientras aún estés a tiempo de hacerlo. Haz como que te vas, pero espera silenciosamente fuera de la puerta. Probablemente el cachorro comenzará a aullar en cuanto crea que te has marchado. Grita «No, no, no» y regresa rápidamente al interior, riñéndolo y dando grandes muestras de disgusto. Unas pocas lecciones como ésta, antes de que su mala costumbre se arraigue, le enseñarán que el único resultado que puede obtener de aullar y ladrar es un amo enfadado.
Un perro que ladra como advertencia es un compañero valioso, pero un charlatán que ladra por cualquier motivo y a cualquier hora es una molestia a menos que se le enseñe a dejar de hacerlo en cuanto se le ordene.
Adiestramiento para obedecer
Aunque tu cachorrito tiene que aprender los hábitos de aseo y de buenos modales a partir del día en que llega a tu casa, las simples órdenes de obediencia como las que aquí presentamos pueden esperar hasta que tenga al menos seis meses de edad. Es importantísimo tener presente la necesidad de tener paciencia en todo lo relativo al adiestramiento de un perro. Junto con la paciencia hay que tener constancia. Si tienes esto bien presente mientras estás adiestrando tu cachorro, tendrás más posibilidades de alcanzar el éxito.
La orden «Sit» (Siéntate)
Con tu cachorro frente a ti o a tu costado, sujeta la correa con tu mano derecha de modo que esté tirante, y da la orden «Sit». Al mismo tiempo, inclínate y con tu mano izquierda presiona su anca hasta que se siente. Puede que quiera recostarse o echarse de costado. No se lo permitas. Enderézalo con tu mano izquierda sobre su costado. Después dale una golosina y alábalo. Repite la rutina varias veces, siempre premiándolo cuando responda bien. Pronto asociará la orden con la presión sobre su anca y se anticipará a ella antes de que lo toques.
La orden «Down» (Túmbate)
Una vez que tu cachorro se siente cuando se lo ordenes, no será difícil enseñarle la orden «Down». Con una mano, sujétalo por el collar, dale la orden «Down» y con suav >
patas delanteras hacia adelante mientras continúas presionando hacia abajo con la izquierda. Otra manera de hacerlo es pasar la correa por debajo de tu zapato y tensarla con tu mano derecha mientras presionas sobre sus hombros con la izquierda, diciendo al mismo tiempo «Down». Cuando quieras que se levante, dale la orden «Up» o «Arriba» y avanza uno o dos pasos. La repetición de este procedimiento enseñará pronto a tu perro a echarse sobre sus cuatro patas al recibir la orden.
La orden «Stay» (Quieto)
Esta orden es una extensión de las ordenes «Sit» y «Down». Primero, ordénale al cachorro que se siente («Sit») o se eche («Down»). De frente al perro, dale la orden «Stay». Retrocede lentamente, levantando un dedo para advertirle que no se mueva. Si lo hace, dile «¡No!» enérgicamente. Deja la correa sobre el suelo, desde él hacia ti, mientras te alejas retrocediendo. Sigue repitiendo «Stay» (o la orden que hayas elegido) o «No», según su reacción. Con cada lección trata de retroceder un poco más hasta que quede un espacio libre entre ti y el extremo de la correa. Si al principio se queda en su posición, aunque sólo sea un momento, alábalo y prémialo cuando lo llames.
La orden «Vamos»
La manera correcta de caminar con un perro maduro es la siguiente: Coges el extremo libre de la correa con la mano izquierda, la correa cruza tu cuerpo por delante hasta llegar al perro que está sentado a tu derecha, con la mano izquierda controlas la holgura de la correa, acortándola o alargándola según sea necesario. Di claramente «Bobby, vamos» y empieza a andar dando el primer paso con tu pie izquierdo. Si el perro se adelanta, dale un buen tirón con la mano izquierda, pero vuelve a aflojar la correa inmediatamente. El tirón con la correa es lo que consigue que el perro aprenda. Le hace sentirse incómodo un instante, y pronto aprenderá que si camina correctamente a la altura de tu rodilla izquierda no habrá tirones. Sigue caminando, sigue dando tirones a la correa cuando sea necesario, y sigue repitiendo la orden. Algunos adiestradores emplean un rollo de periódicos para dar un golpecito al perro cada vez que le dan la orden «Vamos» pero personalmente nunca he visto que sea necesario. Sin embargo, darle unas palmaditas en la pierna izquierda puede ser, a veces, una ayuda. Acuérdate de alabarlo cada vez que se ponga en la posición correcta. Prueba de hacer estas sesiones de adiestramiento durante quince minutos dos veces al día. Te sorprenderá la rapidez con que aprende.
La orden «Da la mano»
Los cachorros se dan manotazos unos a otros jugando. Tu cachorro te dará manotazos a ti. Estupendo. Coge su patita y agítala. ¿Es la pata equivocada? Sí, puesto que la mayoría de los cachorros extenderán la pata más cercana a tu mano. Con el cachorro en posición sentada, empújale su hombro derecho con tu mano izquierda. Cuando levante la pata delantera, toma su «mano» en tu mano derecha, estréchasela, y después prémialo. Sigue repitiéndole la orden «Da la mano» cada vez que realices esta acción.
Repito, no esperes obtener buenos resultados inmediatamente con tu nuevo cachorro.
Si deseas conocer a fondo todo lo necesario para adiestrar bien un perro cachorro, te recomendamos la publicación Tu primer perro de la Editorial Hispano Europea:
Últimos Comentarios sobre este artículo (49)
Por txemi el 15/05/2014 a las 00:37h
2° adiestramiento en positivo, muy divertido y entretenido, el perro obtiene su recompensa, existen medios para eliminar conductas indeseadas pero sin castigo.
3° técnicas mixtas, puntos intermedios entre los dos, ( no conozco este sistema ).
Dentro de la Etología canina el dueño asume su estatus como lider, se basa en el instinto natural del perro, ignoro como funciona, no entiendo por ejemplo como va a hacerse obedecer quien la aplique si no da órdenes, suppngo que serán técnicas complementarias al adiestramkento.
Por otra parte yo entiendo que si el dueño es el guía tiene que hacerse respetar y obedecer, esto para mí es una forma de liderazgo..
Por txemi el 15/05/2014 a las 00:23h
He encontrado algo de inflfmación sobre Claudi joe y parece novedoso e interesante compraré el libro, creo que algunas cosas podrían usarse de formma complementaria al adiestramiento, pero creo a rirsgo de parecer atrevido no lo puede suplantar por completo, ya dije que tengo que leerlo y despues alguien tendra que practicarlo y medir sus resultados.
Llegados aquí ya sabemos que existen muchas técnicas de adiestramiento, pero todas se basan en 2 grupos:
Teoría del aprendizaje, dentro de esta nos encontramos:
1° adiestramiento tradicional, se basan en exclusiva en refuerzo negativo y castigo, el perro sufre mucha presión, fue utilizado con los perros militares en las 2 guerras mundiales ( soy contrario a esta práctica.
Por txemi el 14/05/2014 a las 22:44h
Tienes toda la razón la personal > #47 #43 Discrepo de alguna de las técnicas explicadas, pero en lineas generales, son un principio razonable, es muy importante respetar la personalidad del perro y sobre todo, sobre todo, lo más importante es que el perro aprenda a aprender.
Yo compré el primer libro de Claudia Fugazza y su "do as I do", no tengo palabras, buscad información sobre ello.
Por joejlopez el 14/05/2014 a las 22:28h
#43 Sit (sentado ) supongamos que vemos al cachorro sentándose porque le apetece, inmediátamente le damos la oeden y le premiamos, no tardará en captarlo y pronto te obedecerá esperando su golosina, esto se llama adiestramiento por asociación, el perro asocia la orden con sentarse y premio. El platz ( tumbado ) se hace igual, el aqui y el vamos lo diremos con alegría y entusiasmo con premio al obedecer.
El fruit ( no ) y auss ( suelta ) lo diremos sebéramente y autoridad ya que se trata de un reproche.
El fuss ( junto ) sin tirar de la correa ya es más dificil, al principio le pondremos el collar un rato en casa para que se acostumbre a él despues con la correa y la soltaremos en casa, cuando ya lo saquemos a la calle daremos suaves tirones hacia atras cada vez que tire y le diremos fuss ( las palabras con un golpe de voz son más efectivas ), si lo hacemos bien con 6 meses hará todo esto y la verdadera disciplina del adiestramiento básico se inicia con 8 meses pero tenemos todo esto adelantado, se perfecciona y podemos enseñarle nuevas cosas.
Si lo inicias con 6 meses te pierdes un tiempo precioso.
Por parisiano el 14/05/2014 a las 21:51h
#43 Sit (sentado ) supongamos que vemos al cachorro sentándose porque le apetece, inmediátamente le damos la oeden y le premiamos, no tardará en captarlo y pronto te obedecerá esperando su golosina, esto se llama adiestramiento por asociación, el perro asocia la orden con sentarse y premio. El platz ( tumbado ) se hace igual, el aqui y el vamos lo diremos con alegría y entusiasmo con premio al obedecer.
El fruit ( no ) y auss ( suelta ) lo diremos sebéramente y autoridad ya que se trata de un reproche.
El fuss ( junto ) sin tirar de la correa ya es más dificil, al principio le pondremos el collar un rato en casa para que se acostumbre a él despues con la correa y la soltaremos en casa, cuando ya lo saquemos a la calle daremos suaves tirones hacia atras cada vez que tire y le diremos fuss ( las palabras con un golpe de voz son más efectivas ), si lo hacemos bien con 6 meses hará todo esto y la verdadera disciplina del adiestramiento básico se inicia con 8 meses pero tenemos todo esto adelantado, se perfecciona y podemos enseñarle nuevas cosas.
Si lo inicias con 6 meses te pierdes un tiempo precioso.