Tu nuevo cachorro no viene con buen comportamiento de serie. Probablemente su criador le haya enseñado a hacer sus necesidades en el lugar correcto, pero educarle como tu mascota es responsabilidad tuya. Aún así no debes preocuparte demasiado, ya que los cachorro aprenden rápidamente. Empieza a adiestrarlo lo antes posible, con sólo seguir unas cuantas reglas básicas construiréis una gratificante relación de la que podréis disfrutar durante años.
Recompénsale siempre que se porte bien
Siempre que tu cachorro se porte bien debes recompensarle. Los perros de todas las edades aprecian los elogios y las golosinas, así que cuando recompenses a tu cachorro por algo que haya hecho bien, te estás asegurarando de que vuelva a portarse bien en el futuro. Pero debes hacerlo rápido, la recompensa debe recibirla como mucho unos pocos segundos después de 'su buena acción', si tardas más corres el riesgo de que se piense que le estás recompensando por otra cosa.
Mala conducta: ¿es mejor prevenir o ignorar?
La respuesta correcta es: a veces prevenir y a veces ignorar.
Mordisquear, por ejemplo, es algo que deberías entender que tu cachorro necesita hacer. Al fin y al cabo forma parte de su conocimiento del exterior y de su exploración de nuevas sensaciones. El origen de este hábito varía mucho, pudiendo ser provocado por el aburrimiento, la salida de los dientes, la búsqueda de atención o el estrés de sentirse solo.
Las 'víctimas' favoritas de este hábito son las almohadas, los zapatos y diversas partes de los muebles como pueden ser las patas de las sillas. Es muy importante que enseñes a tu cachorro lo que puede mordisquear y lo que no. Desgraciadamente, los cachorros no nacen con el gen de 'no se mordisquean las zapatillas del niño'.
Además de no dejarle ir a las zonas donde podría provocar destrozos en las primeras semanas, debes darle juguetes que pueda morder. Y cuando los utilice, cúbrele de elogios y déjale que continúe mordisqueando.
¿Y qué hacer cuando mordisquee algo que no deba? La respuesta es sencilla, ignórale. Nada de gritos, ni de palos ni de caras de enfado. Simplemente ignórale, verás lo pronto que entiende el mensaje.
Algunas veces también hay que ignorar la regla de 'ignorar'
Habrá casos en los que ignorar su mala conducta pueda ser peligroso para él mismo. Pongamos por ejemplo que esté mordisqueando un cable eléctrico. Él no sabe que es malo, ni que es peligroso, así que simplemente debes decirle que no lo haga. No hace falta que le grites ni que le reprendas durante mucho rato, es suficiente con un 'no' seco y cortante para captar su atención. Si te hace caso y para, elógiale y recompénsale con una golosina.
No dejes que te vuelva loco con sus ladridos
Los cachorros a los 6 ó 7 meses de edad alcanzan la madurez, entonces empiezan a proteger la casa por instinto. Debes conocer este dato porque los dueños que no lo saben y animan a sus mascotas a ladrar, acaban teniendo un perro que ladra por todo, y no pueden controlarlo más adelante.
Así que si quieres vivir tranquilamente, no le animes a ladrar por todo. Esto no significa que no vaya a ladrar cuando presienta una amenaza, lo hará por instinto.
Así que nunca debes recompensarle, ni tampoco animarle a que ladre cuando esté excitado. Por ejemplo, podría ladrar de excitación cuando le preparas para dar un paseo. Si lo hace, para en seco e ignórale hasta que esté tranquilo, entonces reanuda tus preparativos.
El miedo es el común denominador
No es necesario que un perro haya tenido una mala experiencia para que se vuelva miedoso. De hecho, son los perros que menos oportunidades han tenido de socializarse los que se vuelven más temerosos. Así que la socialización es muy importante (para consejos sobre socialización pincha aquí). Si tu cachorro se acostumbra a ver a la gente, tanto adultos como niños, como 'proveedores' de diversión, mimos y golosinas, no tendrá por qué exhibir comportamientos amenazadores.
Para ayudar a que tu cachorro supere sus miedos, deberías exponerle a ruídos y a situaciones tan 'terroríficas' para él como pasar la aspiradora, el tráfico o el cartero. Haz que entienda que son parte del día a día.
Forma de actuar
Hay muchas formas de actuar ante unos ladridos insistentes de nuestra mascota:
- Un método interesante es arrojar agua o tirar cerca de él piedras o algo que haga mucho ruido, manteniéndose, en todo momento, fuera del campo de visión del animal. Si el perro se calma, es el momento de premiarlo con elogios, golosinas, etc. Es bueno repetir esta acción hasta que el perro vaya perdiendo el hábito de ladrar en exceso.
- Los comandos de órdenes “silencio” o “stop” también ayudan. Podemos dar la orden teniendo en las manos algo que el perro quiere, una golosina, o cualquier objeto. Esperaremos a que se calle para premiarlo. De esta forma, asociará el comando “¡silencio!” como algo positivo.
- También es eficaz ignorar al perro cuando ladre mucho. Al principio los ladridos continuarán. Pero llegará un momento en que se vaya dando cuenta de que no sirve para nada. El sentimiento de frustración le hará ir abandonando ese vicio.
- Si cada vez que ladra por la cercanía con otros perros o personas, en el caso de ser un perro muy sociable, se le encierra o se le introduce en una habitación separada, llegará a la conclusión de que no merece la pena ladrar y perderse la visita.
El ejercicio, necesario
El sobrante de energía también lleva al perro a ladrar en exceso. Un paseo diario no es suficiente para que el animal libere la energía que le sobra. Es buena idea llevarlo a un parque o espacio muy abierto, donde haya más animales como él y pueda liberar el exceso de energía.
También, está el caso de muchos perros que ladran por aburrimiento. Hay razas que necesitan de compañía más que otras. Este es el caso de los pastores alemanes, por ejemplo. En el mercado hay juegos de estimulación mental para perros.
Consejos prácticos
Lo mejor es contactar con un educador que analice las características del animal y nos aconseje sobre la mejor técnica a seguir para que nuestra mascota deje de molestar con sus ladridos. Cada perro es muy diferente y las causas de sus ladridos excesivos pueden ser muchas y variadas.
Hay unas pautas generales que pueden seguirse para todos los casos:
Tu cachorro y el resto de la gente
La gente, ya sean amigos, parientes o extraños, es muy diferente entre sí: diferentes edades, diferentes aspectos, diferentes tamaños, lo cual puede resultar muy confuso para tu cachorro. Por lo tanto asegúrate de que desde muy pequeño entre en contecto con la mayor cantidad de personas posible. De esta manera, los extraños le parecerán menos raros y aprenderá a calmarse y a ser más confiado. Simplemente no dejes que sus nuevos amigos le agobien con sus muestras de afecto.
También es importante que se acostumbre a los niños. Pocos niños pueden resistir a la tentación de jugar con un cachorro y aunque no tengan la intención de hacerle daño, pueden asustarle. Es una buena idea pasearse con él cerca de una escuela, antes de que te des cuenta los niños se acercarán para hacerle carantoñas. Pero debes tener en cuenta que los cachorros se cansan enseguida, así que es mejor que sus encuentros con la gente sean breves para que tu cachorro tenga tiempo para descansar.
No le dejes que juegue a morder… manos
Antes de que te lo llevaras, tu cachorro estaba acostumbrado a jugar con sus hermanos y hermanas. a morderse entre ellos. Así que cuando llegue a tu casa querrá jugar a morderte a ti. Para conseguir que no te muerda, tendrás que hacer que su atención se dirija hacia sus juguetes.
Debes saber que cuando pases tiempo con tu cachorro, acariciándolo o haciéndole carantoñas, él querrá morderte la mano. Lo mejor es tener siempre a mano uno de sus juguetes. Haz que le resulte difícil morderte la mano cerrando el puño y ofrécele un juguete a cambio, agitándolo alrededor del cachorro. No tardará mucho tiempo en darse cuenta de que los juguetes son mucho más divertidos que el 'puño gigante'.
Tu cachorro sólo aprende lo que tú le enseñas
Debes tener en cuenta que todo aquello que le enseñes a tu cachorro se convertirá en algo normal para él cuando crezca. Así que cuando juegues con él imagínatelo de mayor y juzga si te gusta lo que hace o no. Si empieza a gruñir, o intenta morder la mano que sujeta el juguete, o acosa a un niño pequeño durante el juego, para en seco y márchate con el juguete. Pronto aprenderá por qué se acabó la diversión y no repetirá la acción que ha hecho que el juego se termine.
Si te preocupa algo sobre la conducta de tu cachorro, o te gustaría obtener más información sobre libros disponibles, cursos o clases de adiestramiento, consulta a tu veterinario.